Mientras miro y no veo.

Hoy estamos viviendo una gran nevada que, poco a poco, se va convirtiendo en hielo. Las cañerías están congeladas, no hay agua corriente. Y la calefacción tampoco arranca. Estamos a 15 minutos de Toledo y la bajada y subida a Toledo, donde trabajamos, tampoco son seguras. Los servicios de asistencia y suministros, sean gas o alimentos, dicen no poder acceder para cubrir la demanda de los usuarios.

Con motivo de algunas quejas, los pueblos que, invierno tras invierno, viven como cotidianas estas inclemencias y las mismas excusas de los suministros. Nos enseñan que hay un cambio de percepción de dichos problemas, cuando dichos problemas afectan a un número significativamente grande de personas, pueblos, ciudades e instituciones implicadas.

Surge, por tanto, el problema de la sensibilidad de la conciencia social, en la forma de reacción institucional.

Si a eso le añadimos el debilitamiento que los servicios de salud han ido sufriendo como consecuencia de las políticas de austeridad y el fomento de los servicios asistenciales privados, tenemos un panorama de manifiesto debilitamiento de los servicios públicos que reflejan el modo en que el Estado, en cuanto conciencia social, muestra una preferencia socialmente desigual, poca sensibilidad a las necesidades sociales.

Esta conciencia social dominante, la del Estado, se reproduce en la conciencia colectiva y traspasa a todas las clases sociales y a todos los ámbitos habitacionales y territoriales. Pudiendo apreciarse en el comportamiento de los ciudadanos ausencia de iniciativa solidaria. Unas veces porque se cree que el poder adquisitivo le va a permitir resolver su particular situación y otras porque ve en la desgracia ajena la oportunidad de sacar un beneficio económico.

Año de nieves, año de bienes. Según a quien le caiga y según los bienes que se posean.

Es insensato fiarse solo de los sentidos para reconocer la realidad que nos rodea, pero aún es más insensato fiarse de los prejuicios, que fueron juiciosos cuando se formularían y que el tiempo, principal agente de cambio de la historia de todas las cosas, se ha encargado de degradar y deteriorar sus función y sentido.

Miro a mi alrededor y veo soledad. Porque, aunque la solidaridad es natural en el ser humano, no vemos en nuestro ánimo conciencia de ello.

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