Comunicar en tiempos del covid-19

En estos días de confinamiento notamos que progresivamente se viene practicando un nuevo modo de comunicación a través de los sistemas tecnológicos, nuevo y antiguos.

Un “Buenos días, ¿qué tal está?” no tiene el mismo efecto dicho en otro momento.

Es difícil no encontrar un mail con referencias a la salud y a la familia. Recientemente vemos y oímos noticias relacionadas con la posibilidad de comunicarse los enfermos del coronavirus con sus familiares a través de móviles de segunda mano. O poder observar la alegría con que los pacientes reciben las palabras de apoyo y cariño de sus familiares a través del teléfono.

En esas salas inmensas de ferias, polideportivos o cualquier otro tipo de improvisado campamento. Tanto por quien aporta los recursos como por quien sufre en sus carnes el pánico de la suerte que le depara los días de medicación, respiraderos, batas, mascarillas y demás atrezzo de este drama. Todos sienten la necesidad de comunicarse con sus familiares y seres queridos. Todos quieren transmitir tranquilidad y confianza. Regalar un poco de afecto.

Es un hecho que la comunicación que tradicionalmente ha sido canalizada por objetivos comerciales unas veces, profesionales otras, está siendo modelada por esta situación.

Podríamos atribuir a los modos de comunicación de la afectividad, en cuanto rasgo cultural, cultura mediterránea, la cultura del tacto, de los besos y abrazos, esta necesidad de escuchar que se preocupan por tí, que no estás solo. Pero puede que sea más universal de lo que creemos.

Es delicioso constatar que lo que nos une más son los modos de comunicación. De transmitir cercanía y afecto. No ya los medios, sino los modos.

Antes podías recibir una llamada que te decía “Buenos días, le hablo de la compañía….. y ¿gasta usted mucho en…? etc. Pero ahora empieza a ser más frecuente estas otras: “Buenos días, espero que se encuentre bien usted y su familia. Le llamaba para proponerle….” etc.

Hay un cambio, no se si duradero, pero desde luego deseable, en una España dividida y a contratiempo de lo que los acontecimientos reclaman. LLevando la contraria a lo que el sentido común está indicando, apoyo mutuo y deseo de afecto, muy lejos del enfrentamiento y más cerca de la palabra

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